Animala, poeta y volcán (De niña contaba historias)

Deseo que la poesía sea una geografía sin frontera alguna Deseo que la poesía sea un acto comunitario Deseo que la poesía sea un espacio seguro a donde vayan lxs niñxs después de la escuela Deseo que la poesía sea un sueño que se cumpla para las niñas que tienen miedo Deseo que la poesía sea el campo que se siembra, las manos que lo siembran Deseo que la poesía sea repartida en todos los pueblos y las periferias  Deseo que la poesía sea barata, muy barata Deseo que la poesía sea tierna y feral Deseo que la poesía sea escrita en letra muy grande Deseo que la poesía sea el agua que no se ha privatizado  Deseo que la poesía sea una comida muy larga para nunca pasar hambre Deseo que la poesía sea mi papá y mi mamá Deseo que la poesía sea una casa donde vivamos sin pagar renta Deseo que la poesía sea la calle  Deseo que la poesía sea un baile  Deseo que la poesía sea un mundo sin capitalismo Deseo que la poesía sea escrita en muchas lenguas Deseo que la poesía sea también un asunto animal 

$45 pesos un rifle de madera, al lado faldas y listones que representan lo nacional, no hay fronteras o características políticas que nos describan mejor que ese rifle de madera de $45 pesos. Paso de largo afuera de este local, un hombre que camina frente a mi prende y apaga su taser mientras me ve, yo cruzo la calle, los carros, corro como quizá corrieron  cuando Hidalgo sonó las campanas. $220 pesos una pistola de plástico más detallada, con láser incluido y de colores brillantes para diferenciar que es un juguete y no real, que los niños que jugarán con ella van a sonreír mientras simulan una masacre. Continúo caminando, pensando en si alguna vez me mataron mientras jugaba cuando era una niña, o si yo era la asesina, imagino al hombre colocando su taser en mi espalda, en mi cuello, en mi cara. Agradezco haber aprendido a correr en mi infancia. Llego a mi casa y busco si existen leyes que prohíban los rifles de madera, los desfiles militares y el alcohol en las fiestas patrias. Respi

  Antes de nacer yo era tres lunares en la espalda de mi mamá. Era los días cansados y el invierno, Era el mes de marzo y el de abril. Antes de nacer yo era una tristeza flotando en el mar, Tristeza prehistórica, Tristeza estelar, Tristeza acumulada en mi llanto de la infancia, En el llanto de todas las niñas. Antes de nacer ya había cosas escritas sobre mí. Antes de nacer ya se habían formado todas mis lágrimas.

  Quisiera tener el tiempo suficiente para poder explicar la soledad, tener las palabras, el aliento, la templanza, formular un discurso largo, que dure 3 años, 4 años, 5 primaveras (Porque desde pequeña siempre escucho que el pasar del tiempo se cuenta en primaveras) decir: La soledad es y hablar sin parar con toda la congruencia, elegancia y soltura del mundo, no trabarme, no morder mi lengua, decir: Soledad es y no poner ninguna canción, no citar ninguna conversación de whatsapp , no hablar de mis amigxs que se fueron, de mis amores que murieron, no hablar de mi abuelita, no hablar de mi papá, no hablar de lo que sentía en el pecho cuando mi mamá llegaba tarde para recogerme de la escuela, no hablar de cómo se me eriza la piel cuando no hay nadie en la calle. Quisiera hacer todo un tratado, pintar un mural en la pared del hospital donde nací, escribir con letras grandes : VICTORIA SE SIENTE SOLA DESPUES DE BAÑARSE y que eso sea suficiente para atestiguar mi existencia, para sentirm

 He descubierto, no, he reafirmado una idea constante en mi mente: No estoy hecha para la literatura y lo que  podría llamarse " el mundo literario". Tampoco es como que quisiera ser parte de eso desde el principio, básicamente mi creación se ha ido gestando a partir de la negación de ese mundo: su concepción, su protocolo, sus estereotipos, su lenguaje, la forma en que me niega, la forma en que me invisibiliza, la forma en que me dice que yo soy de otro mundo. Ya que he dicho que no me importa pertenecer a ese espacio he descubierto que me duele cuando se  me reafirma  tajantemente que de verdad, yo no pertenezco a él.  Contexto por favor He coincidido en espacios, ya sean talleres, antologías, encuentros etc. donde mi obra no siempre es abrazada, la mayoría de los comentarios que me han traído a esta crisis-tristeza en la que estoy hoy han venido de parte de varones, varones jóvenes que escriben, varones adultos que escriben y una mujer doctora en algo de filosofía. Les esc