15 de septiembre
$45 pesos un rifle de madera, al lado faldas y listones que representan lo nacional, no hay fronteras o características políticas que nos describan mejor que ese rifle de madera de $45 pesos.
Paso de largo afuera de este local, un hombre que camina frente a mi prende y apaga su taser mientras me ve, yo cruzo la calle, los carros, corro como quizá corrieron cuando Hidalgo sonó las campanas.
$220 pesos una pistola de plástico más detallada, con láser incluido y de colores brillantes para diferenciar que es un juguete y no real, que los niños que jugarán con ella van a sonreír mientras simulan una masacre.
Continúo caminando, pensando en si alguna vez me mataron mientras jugaba cuando era una niña, o si yo era la asesina, imagino al hombre colocando su taser en mi espalda, en mi cuello, en mi cara. Agradezco haber aprendido a correr en mi infancia.
Llego a mi casa y busco si existen leyes que prohíban los rifles de madera, los desfiles militares y el alcohol en las fiestas patrias.
Respiro.
No estoy para nadie hasta el día de la independencia.
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