Domingo (27 Octubre 2019)




Hoy mis pies están cansados porque ayer bailé mucho, bailé y reí con mi último par bueno de zapatos. 

Mi cuerpo está cansado porque ayer llovió, llovió sobre mi espalda, sobre mi cabello mal cortado, sobre mis ojos, sobre mi boca, llovió sobre mi amiga de la infancia que murió sin  saber que ahora somos adultas, adultas con problemas de adultas, romances de adultas, gastos de adultas. 

Mi yo adulta está cansada porque ayer bailó, bailó como bailaría con su mejor amiga cuando ambas fueran adultas, está cansada porque caminó muchos años, muchos kilometros, muchos zapatos, muchos días, muchos besos, muchos llantos. 

Estoy cansada de  todo lo que corrí para huir, para ponerme a salvo, para no llegar tarde, corrí a la orilla de un río imaginario para encontrarme con un padre imaginario que ya se había ido, estoy cansada por ese trabajo en el que no me podía sentar aunque ya había pasado la hora de salida, estoy cansada de ser hija, nieta y bisnieta, estoy cansada de mi y de mi cansancio.

Quiero un Domingo para descansar, pero un Domingo que dure un lustro, no este domingo, no hoy, porque el trabajo atrasado, porque mi responsabilidad, porque mi irresponsabilidad, porque mi todo yo caótico

Quiero fingir que mañana también será Domingo y descansar, descansar por mi y por todas las que no pueden descansar, y que ellas despierten y vean este Domingo eterno en el que podremos bailar con todas las amigas de la infancia.






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